domingo, 17 de octubre de 2010

tonterias.

Supongo que caeré de nuevo en la búsqueda de lo que sé que no existe. Como todas las mañanas de los días pares en los que sé que no estás, cuando los balcones crean enredaderas a fin de hacer las playas más desiertas. Y no me importa el silencio si soy capaz de llenarlo con una buena canción, cuando recurro a mis tres deseos al frotarme los ojos viendo el noticiero de la mañana.
Creo firmemente que todo funcionaría aún peor sin las estrellas fugaces, sin los ogros de los armarios o sin las manchas en las paredes formando monstruos , pero cuando necesitas de un rincón negro para sobrevivir, la cuesta arriba siempre aparece al final del camino. O al principio, según la temperatura del día. Cuando no me reconozco me acurruco entre discos y libros y siempre se me escapa la misma lágrima. Porque las cosas no funcionan y ya no soy capaz de salvar el mundo. Perdí esa capacidad a los seis años, al caerme y no lograr aterrizar de puntillas.
Y aún así creo en futuros posibles los días que no cierro los ojos demasiado fuerte y sé, que jamás lograré conformarme con azules en tonos medios, aunque al final me quede el escarlata oxidado de la sangre empapándome los labios. Al fin y al cabo, el rojo es uno de los colores básicos, y desde lo básico, siempre se puede empezar de nuevo. O eso espero…



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